sábado, 5 de noviembre de 2011

Los beerciclistas por el Valle del Lozoya

Estaba nublado
Llovía.
Hacía frío.
Había barro.
Quique no tenía más que una bici antigua.
Y Lozoya pilla lejos de Guadalajara, y ni te cuento desde Sacedón.  

Pero nada, los beerciclistas no se arrugan. A las seis de la mañana le llama Peña a Quique. Que no puedo dormir. Queyo tampoco. Y al rato me llaman que se viene para mi pueblo a rutear un rato. Olé sus huevos.

Así que bien preparados con guantes, gorros, culotes largos (menos Quique que es un pro-hombre y no sabe lo que es el frío, cagüen la mar que tío) salimos a rodar. Les llevo por una rutilla corta pero interesante. Pasamos del valle de Lozoya al de Canencia por el Portachuelo de Canencia, que es un puertecillo con cuatro kilómetros bastante duros y un rato en el que hay que arrastrar las bicis campo a través (que no, Peña, que no, que no se puede ir montado,... )

En la cuerda pega el aire de lo lindo y hace frío. Mucho frío.Mucho mucho frío. Pero enseguida viene el bajadón de la ruta. Luego les llevo a dar un rodeo más por el valle de Canencia con otra subidilla corta pero salvaje. Y luego paseíto de vuelta a mi pueblo. En el paseíto se pone a llover y ni guantes ni nada. Se me quedan los dedos helados.



Marta, que esta mañana ha sido mirar por la ventana y volverse a la cama, viene a buscarnos. Con el abrigo puesto.

Siento no tener más que una foto. En la foto se observa a Peña en dificultades tratando de no mojarse mientras Quique se desvive por ayudarle!!! Ja, ja,...

Hasta la próxima.








Los beerciclistas en el valle de Lozoya

Después de una semana de