sábado, 27 de agosto de 2011

Alto Tajo día 2: De la fina del Belvalle al Nacimiento del Cuervo.

Nos levantamos muy de mañana, descansados y bien dispuestos a una buena ruta ciclista.

Empezamos el día bien, con un cafetillo en el hostal. Un hostal, por cierto, de época paleolítica. El café en el hostal quedará para siempre en nuestra memoria porque allí descubrimos al  maestro Rabolú que nos da la mala noticia:



...el plantea Hercóbulus, enorme y de gran poder gravitatorio provocará en nuestro planeta múltiples terremotos, maremotos, erupciones volcánicas, etc., que irán aumentando en intensidad hasta provocar la destrucción total de esta Humanidad.



Tocate los cojones. Con lo felices que estábamos.

Con tan malas perspectivas, nos vamos en la furgo a Peralejos de donde sale la etapa de hoy. Discurre la ruta por la finca del Belvalle, que es un sitio bastante guapo. Mientras da la sombra, se rueda de vicio. Pero luego le da por salir el sol y ya es otra cosa. Quique dice que total para lo que nos queda de vida, no es plan de pegarse la matada y se nos echa un rato debajo de un árbol, toma ya. A mi no me parece mal y me echo también.


Cuando despertamos salimos otra vez, y el camino empieza a empinarse hasta que hay que bajarse de la bici. Putada gorda, arrastrando las bicis por un pedregal, bajo un sol de justicia.

Para colmo, cuando ya termina la cuesta hay que pasar una cancela. Justo cuando vamos a entrar aparece el dueño. Que si esto es privado, que si el camino está muy mal, que si por aquí no se llega a ningún sitio, que si vais mejor por allá lejos,... Ni caso. Al final nos deja pasar y otra vez a subir cuestas.

Cuando se termina la cuesta y nos sentamos a comer, se nos presenta la siguiente situación:
   - Hace un calor del copón.
   - No tenemos agua.
   - Nos queda un huevo de camino por la Hoz Seca, que tampoco sabemos cómo va a estar.
   - Tenemos un mal cuerpo... (y mira que hemos dormido bien, eh)
   - El fin de la humanidad está cerca.

Así que en el primer desvío, cogemos la carretera y nos dejamos de aventuras. Peña nos dice que en unos kilómetros se llega al Nacimiento del río Cuervo, y sale a toda leche para allá. ¿Unos kilómetros? Nos quedamos Kike y yo solos. A punto estoy de morir de sed camino del dichoso nacimiento.


Afortunadamente en el Nacimiento del Cuervo tienen agua, aquarius, cerveza, y de todo tipo de líquidos reponedores. Mientras arreglo un pinchazo Kike se echa otra siestecilla. Nos ha salido dormilón. Y afortuandamente en la  vuelta por carretera ya no hay casi cuestas. Lo que sí hay es un bajadón tremendo que termina cerca de Peralejos.

En el camping de Peralejos cenamos

Otra vez que llegamos de noche al pueblo. Esta vez el hostal es un poco más moderno que el del día anterior, Nos tomamos una cerveza antes de dormir. A ver si hay suertecilla y el planeta Hercóbulus tarda un poco en llegar y nos deja hacer otra excursión mañana.