Ya que no pude asistir al estreno de las camisetas, os voy a contar el porqué de mi ausencia. ¿Dónde estaba? Pues pedaleando un poco por tierras austriacas, con mi señora esposa. Publico unas fotillos para daros envidia, más que nada.
La historia es que pillamos un vuelo baratillo a Milán, alquilamos un coche, y nos fuimos de camping a Austria, al valle de Otztal (o algo así) que es un sitio lleno de glaciares, bosques abetos y austriacos. Igual os suena el nombre porque hace unos veinte años descubrieron a un hombre de la edad de Piedra en un glaciar por allí cerca. Ahí queda el dato.
Muy chulo el sitio, con algunas peguillas, como que se te puede poner a nevar en pleno julio, o que la gente habla en alemán y no se les entiende (Kike, a la próxima te llevamos como traductor, estuve cuatro días seguidos comiendo filetes empanados que es lo único que entendía de la carta).
Lo que nos costó conseguir unas bicicletas. Alquilaban unas mountain bike chulísimas, pero con soportín sólo alquilaban bicis eléctricas. Yo me ofrecí en varias tiendas a cambiar el soportín de una de las eléctricas a una de las mountain pero los tíos cabezas-cuadrada que no y que no, que las mountain no llevan soportín. Razona tú con un austriaco.
Total, que yo alquilé una bici normal, y Marta cargó con el equipaje en una eléctrica. Así que la tía subía los puertos como si nada. Hasta que el último día se jodió el motor, y nos tocó acarrear cuarenta kilos de bici por los alpes tiroleses... Una putada.
Austria está genial para montar en bici .Tienen los tíos una red de carriles bici guapísimos. Hicimos una ruta de tres días, donde incluso pasamos a Alemania un rato. Como los carriles eran facilones el segundo día hicimos casi 100 kilómetros (con el motor de la bici de Marta funcionando a ratos). Puertos, subimos unos cuantos. En uno de ellos casi muero después de cuatro kilómetros al 15% de pendiente media. El siguiente puerto lo subimos en telesilla y muchísimo mejor. Donde va a parar.
Y para dormir, durante la ruta, sin problemas, En todos los pueblos hay señoras que alquilan habitaciones, así que un par de días dormimos en casas, porque el tiempo estaba tirando a frío. Unos 2 grados el primer día que llegamos. Eso sí, a ver hay que entenderse con una casera austriaca de setenta años que sólo habla alemán.
Además de bici, que no todo tiene que ser darle al pedal, un día nos subimos a pata un picacho de unos tresmil metros que había por allí (de los bajitos de la zona) y otro día estuvimos haciendo descenso de barrancos. No he pasado más miedo en mi vida, saltando de poza en poza cual rana. Y el agua calentita,calentita,...
Pues nada, que ver si nos vemos pronto por los caminos!!
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