domingo, 28 de agosto de 2011

Alto Tajo día 3: por las hoces del Cabrilla hasta el Tajo

Nos despertamos y no parece que se sientan ni maremotos, ni terremotos ni nada. Lo que sí que se siente es un calor....

En el hostal nos dan bien de desayunar. Luego pasamos un rato esperando a que la dueña venga a cobrarnos.
Qué calor hace en la calle, dios mío.

Hoy la ruta que ha preparado nuestro guía altotajero se mete por un caminejo malo malo que va por secarrales donde apetece de todo menos pedalear. Qué calor!!  Nos acercamos campo a través a ver las hoces del Cabrillas que si no hiciese tanto calor igual hasta molaban. Pero hoy el único animado es Peña que se pone a tirar piedras. El hombre se mosquea un poco porque no nos ve mucho espíritu deportivo ni a Kike ni a mi.Yo lo único que disfruto esta mañana son las pocas fuentes que encontramos.

¿He dicho ya que hace mucho calor?

Pero tras un rato de pinar y una bajada pedregosa, nos plantamos en una carretera. Aquí se anima un poco la cosa. Llegamos al sitio donde se junta el Cabrillas con el Tajo. Un poco de humedad, un caminejo estrecho, y llegamos al puente de Peñalén. Bañador y al agua patos!!!

Ahí van una fotillo de un cuerpo serrano!


Después del chapuzón cogemos la pista que recorre el Tajo. Esto sí que me gusta a mi, con buen piso y buenas vistas del río. Al lado de un merendero paramos a comer junto a unas mozas que lucen sus cuerpos al sol.
Otro bañito que es gratis.


La comida, para que vamos a negarlo, flojita. La tortilla que lleva Peña no ha soportado tanto calor y está incomestible. Así que sólo quedan unas latas de atún, algo de pan, y algo de queso. Nos quedamos con hambre.

Y luego qué. Pues otro bañito, que sigue siendo gratis. Esta vez además nos vamos andando a una lagunilla cercana y volvemos haciendo descenso de barrancos, pero sin barranco.

A vestirse y a por las bicis que hay que seguir. Pero enseguida paramos otra vez, esta vez a tomarnos un café en el bar del Salto de Poveda, con su siestecilla correspondiente.

Por la tarde  todavía queda mucho Tajo que recorrer. En un momento dado se nos acaba la pista y hay que vadear el río para pasar al otro lado. Vadear lo que es vadear, sólo vadea Peña. Kike y yo pasamos de vadear y cruzamos por un puente colgante, que está en obras y donde es peligroso pasar. ¿Qué mismo da el peligro si se acerca el fin del mundo?

Y que no se acaba nunca el Tajo, el jodío... Unas cuantas cuestas nos quedan. Lo que cuestan las cuestas. Peña nos echa la regañina por haber entrenado poco. Algo de razón tiene.

Y así, de cuesta en cuesta no plantamos en Peralejos. Merecida cervecita para acabar el viaje. Recemos para que Hercóbulus permita que no sea el último!!

sábado, 27 de agosto de 2011

Alto Tajo día 2: De la fina del Belvalle al Nacimiento del Cuervo.

Nos levantamos muy de mañana, descansados y bien dispuestos a una buena ruta ciclista.

Empezamos el día bien, con un cafetillo en el hostal. Un hostal, por cierto, de época paleolítica. El café en el hostal quedará para siempre en nuestra memoria porque allí descubrimos al  maestro Rabolú que nos da la mala noticia:



...el plantea Hercóbulus, enorme y de gran poder gravitatorio provocará en nuestro planeta múltiples terremotos, maremotos, erupciones volcánicas, etc., que irán aumentando en intensidad hasta provocar la destrucción total de esta Humanidad.



Tocate los cojones. Con lo felices que estábamos.

Con tan malas perspectivas, nos vamos en la furgo a Peralejos de donde sale la etapa de hoy. Discurre la ruta por la finca del Belvalle, que es un sitio bastante guapo. Mientras da la sombra, se rueda de vicio. Pero luego le da por salir el sol y ya es otra cosa. Quique dice que total para lo que nos queda de vida, no es plan de pegarse la matada y se nos echa un rato debajo de un árbol, toma ya. A mi no me parece mal y me echo también.


Cuando despertamos salimos otra vez, y el camino empieza a empinarse hasta que hay que bajarse de la bici. Putada gorda, arrastrando las bicis por un pedregal, bajo un sol de justicia.

Para colmo, cuando ya termina la cuesta hay que pasar una cancela. Justo cuando vamos a entrar aparece el dueño. Que si esto es privado, que si el camino está muy mal, que si por aquí no se llega a ningún sitio, que si vais mejor por allá lejos,... Ni caso. Al final nos deja pasar y otra vez a subir cuestas.

Cuando se termina la cuesta y nos sentamos a comer, se nos presenta la siguiente situación:
   - Hace un calor del copón.
   - No tenemos agua.
   - Nos queda un huevo de camino por la Hoz Seca, que tampoco sabemos cómo va a estar.
   - Tenemos un mal cuerpo... (y mira que hemos dormido bien, eh)
   - El fin de la humanidad está cerca.

Así que en el primer desvío, cogemos la carretera y nos dejamos de aventuras. Peña nos dice que en unos kilómetros se llega al Nacimiento del río Cuervo, y sale a toda leche para allá. ¿Unos kilómetros? Nos quedamos Kike y yo solos. A punto estoy de morir de sed camino del dichoso nacimiento.


Afortunadamente en el Nacimiento del Cuervo tienen agua, aquarius, cerveza, y de todo tipo de líquidos reponedores. Mientras arreglo un pinchazo Kike se echa otra siestecilla. Nos ha salido dormilón. Y afortuandamente en la  vuelta por carretera ya no hay casi cuestas. Lo que sí hay es un bajadón tremendo que termina cerca de Peralejos.

En el camping de Peralejos cenamos

Otra vez que llegamos de noche al pueblo. Esta vez el hostal es un poco más moderno que el del día anterior, Nos tomamos una cerveza antes de dormir. A ver si hay suertecilla y el planeta Hercóbulus tarda un poco en llegar y nos deja hacer otra excursión mañana.

viernes, 26 de agosto de 2011

Alto Tajo día 1: El castillo de los siete condes.

Dicen el Kike y el Peña de repetir la excursioncilla alforjera del año pasado. Venga va.  Se proponen opciones como Cazorla, Albarracín, Javalambre,.... pero qué cojones, si se repite, se repite del todo. ¡¡Al Alto Tajo otra vez!!

Así que salimos un año más de Sacedón. Esta vez en la fregoneta nueva de Peña. Tan nuevecita la pobre y ya acarreando bicis. Yo me duermo camino de Beteta que es donde vamos a hacer la primera ruta.

Vamos de paseo, pi, pi, pi, en un coche nuevo,...

Como llegamos ya tarde hoy no va a ser largo el recorrido. Enseguida empezamos subiendo a un páramo desde donde se ve la laguna de El Tobar. Vaya bañito nos dimos el años pasado!!!! Pero este año no hay tiempo para baños porque hay mucho que visitar.

Primer punto de interés turístico del día: la cueva de.... (nombre tenía pero no me acuerdo) El caso es que los letrerillos de la zona indican una cueva. Encontrarla ya es otra cosa. Nos ponemos a buscarla y a lo tonto nos pegamos un buen paseo por los riscos de la zona. Cueva, cueva no vemos, pero se ven unas vistas de la Hoz de Beteta impresionantes.


Después de hacer el cabra a pata por los riscos con las calas puestas (algún día nos vamos a hacer pupa) volvemos donde están las bicis y resulta que la cueva estaba allí mismo. Tocate los cojones.

Segundo punto de interés turístico del día: el castillo de los Siete Condes, que es un sitio que da mucho mucho mucho vértigo. Es un cortado de unos cuatrocientos mil metros (así a ojo) que cualquiera se arrima. Para llegar al lugar hay que bajar un sendero. Lo intentamos primeramente sobre las bicicletas pero después de unos cuantos arañazos con los arbustos del lugar, dejamos las bicis y otra vez a patita.


Después de andar un rato se llega al precipicio. La hostia tú. Como para echarse un baile. Pedazo de precipicio. Como no es cuestión de matarse nos tiramos al suelo y asomamos la cabeza. Al fondo fondo fondo fondísimo se ve el río. Y al fondo se van las gafas que me acababa de dejar Kike. Empiezo la excursión con deudas.


Con la emoción, nos ponemos a tirar piedras al barranco a ver qué tal. Los hombres somos así, si nos gusta un sitio le tiramos piedras. 

Camino de vuelta hay que acarrear las bicis por el sendero. Para terminar de dejarnos la piel con los matojos. Resulta que nos hemos entretenido tanto que se ha hecho de noche. Mal asunto. Pero es lo que tiene ir de ruta con Yusemi Peña McGiver. En un momento se pone a sacar aparatejos de la mochila y nos monta unos faros que ni el Toyota de Carlos Sainz.

Y así a oscuras, siguiendo al iluminado nos plantamos en Beteta de vuelta. Comemos algo y nos vamos prontito a dormir....

Que mira que había fiesta en el pueblo, y podíamos habernos puesto a beber algo, o habernos ido de farra, o habernos puesto a cantar en el karaoke, o habernos ido luego a un bar que estaba abierto hasta las tantas y que tenía futbolín... La de cosas que podíamos haber hecho, madre mía!!!!

Pero no. Nada de eso. A dormir prontito como buenos chicos.